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Tagoria és un joc de rol online gratuït del tipus de: millorar un personatge, comprar-li armes, fer misions, atacar a la penya i participar en batalles amb la teua "horda". Em vaig registrar per que m'havien parlat bé d'ell amb un personatge anomenat Bogaman i el joc no està malament. De tant en tant li done un cop d'ull quan tinc temps i inclús soc membre d'una "horda" que es diu "Portadores de la Perdición". El cas es que en aquest joc es va organitzar un concurs de relats i em vaig animar a presentar-me. El relat no podía passar de 10.000 caracters i devía estar animat en la terra de Tagoria. Va haver moltíssims participants, però finalment vaig conseguir el tercer premi amb aquest relat:

TORMENTO DEL OCASO

Cae la noche en la tierra de Tagoria, el cielo pierde su brillo y las sombras cobran protagonismo. El eterno murmullo de las aguas del río no consigue ahogar los desesperados gritos de los concolitos. En la orilla, un imponente cigaluptus yace inerte junto a un joven guerrero que cuidadosamente limpia sus heridas.

- ¡Taragan! – Exclama una voz femenina que se acerca entre la maleza – Taragan, los dioses me han llevado a ti.

- Siento deciros que os equivocáis, preciosa, pues mi nombre no es Taragan sino Bogaman, hijo de Borgo y de Myth.

La mujer sin mediar palabra extiende la mano ante los ojos del joven y le muestra una piedra con un complejo símbolo rúnico grabado que emite una extraña luz verdosa.

- ¿Qué es ese símbolo? – Interroga curioso el joven Bogaman.

- Es el símbolo de la perdición... solo emite luz cuando se encuentra cerca de un “Portador”.

- Los Portadores de la Perdición…si, he escuchado leyendas sobre ellos…leyendas muy antiguas…

- Su fuerza ha vuelto a Tagoria y la energía de Taragan está en ti. Mira la piedra, la luz que emite es de color verde, el color de Taragan. Debes venir conmigo.

- Te vuelvo a decir que yo soy Bogaman, no se quien es Taragan, ni quien eres tu y tengo cosas importantes que hacer.

- Mi nombre es Maeli, Portadora de Penumbra, y he venido a buscarte a petición de Zouster y Razok. Debes unirte a los Portadores de la Perdición, pues eres la reencarnación de Taragan, el Tormento del Ocaso, y ese es tu lugar, no tienes otra elección.

- ¿Y que pasa si no quiero ir? Tengo todo lo que necesito… Mira ese bicho muerto que hay ahí, ¿lo ves? – señalando al cigaluptus- pues por cada uno que mato, los pueblos de alrededor me llenan los bolsillos de piedras de ambar. No necesito ir a ninguna parte solo porque una piedra emita luz. Los bardos de esta parte del mundo incluso empiezan a escribirme cancio... ¡aghh!

De repente, una gran fuerza apareció de la nada y un chispazo golpeó al pobre Bogaman dejándolo sin sentido. Cuando despertó estaba en un lugar extraño en mitad de la noche, aunque sentía que no estaba solo. No recordaba nada de cómo había aparecido allí, pero había tenido un sueño terrible que le había dejado una sensación extraña. No era un sueño nuevo, sino un sueño que ya había tenido más veces. En dicho sueño iba montado a lomos de un gigantesco basilisco mientras a su alrededor la gente huía despavorida. – Tal vez Maeli tuviese razón – pensó Bogaman- tal vez sea la reencarnación de Taragan, el Tormento del Ocaso- Se sacudió la cabeza como tratando de borrar aquella idea - ¡¡No!! Yo no soy uno de ellos... los bardos cuentan historias terribles de esa horda. Es imposible que hayan vuelto después de tanto tiempo…

- No hemos vuelto, lo cierto es que nunca nos hemos ido – Dijo una voz oculta en la oscuridad.

- ¿Quien eres tu? – Se sobresaltó Bogaman

- Unos me llaman “Zouster”, otros “Destructor de Sueños” y otros simplemente “Capitán”. - hizo una pausa- Le dije a T-Mago que te trajera aquí lo antes posible porque te necesitamos. Él posee la habilidad de cambiar de forma, así que la mujer con la que hablaste era él.

- ¿Quiénes sois realmente y que queréis de mi?

- Portadores de la Perdición nos llaman y nuestra misión es el Equilibrio Tagoriano. Solo cuando logres ver a través del ojo de tu alma, lograrás comprender… mientras tanto escucha. Tagoria no es solo la gente y los monstruos que la habitan… la energía fluye por las rocas, por los árboles, por el aire, incluso por el interior de cada criatura viviente. Esa energía es la fuente de la magia de Tagoria, pero para que fluya es necesario un equilibrio entre energías blancas o vitales y energías oscuras o de la muerte. Nosotros formamos parte de las energías oscuras.

- Querrás decir “vosotros”- Interrumpió Bogaman

- Estas energías siempre están en movimiento y cambian continuamente de estado – prosiguió Zouster haciendo caso omiso del comentario de Bogaman – Cuando las energías oscuras se encuentran en inferioridad respecto a las blancas, se rompe el equilibrio, ocurriendo lo mismo cuando sucede lo contrario. Esto genera un debilitamiento total y la única forma de evitarlo es mediante “portadores”. Si hay deficiencia de energías blancas aparecen los “Portadores de Luz”, encargados de propagar esa energía. Como puedes suponer, en los tiempos que corren hay un exceso de energías blancas… y aquí estamos los Portadores de la Perdición dispuestos a sembrar el caos necesario para el equilibrio.

- Muy bonita la historia, pero no he entendido nada… además, no se que tiene que ver conmigo. Yo soy hijo de Borgo y Myth, no de ninguna energía extraña.

- Has de aprender a ver más allá de tu “yo” material. Llevas contigo el poder de Daragan, el Tormento del Ocaso, pero hasta que no aprendas a ver a través del ojo de tu alma seguirás siendo tan vulnerable como lo eres ahora. Eres un portador y debes sacar la energía oscura de Daragan para ayudarnos a recuperar el Equilibrio Tagoriano, esa es tu verdad y ese es tu destino.

- ¡Mientes!

Bogaman se incorporó de un salto y levantó su hacha para lanzársela al lugar entre las sombras de donde provenía la voz, pero el brazo se le quedó rígido en el preciso instante que lo levantó. Una fuerza le impedía moverlo y el hacha se le cayó de las manos.

- Si no controlas tu energía interna, no eres más que un títere. – dijo Zouster imperturbable- Concéntrate en tu brazo derecho y vuelve a hacer fluir la energía cuyo curso acabo de paralizar con tanta facilidad. ¡Abre tu mente al mundo que te rodea!

- ¡No puedo mover el maldito brazo! Libérame de tu hechizo cobarde y te mostraré quien es más fuerte.

- No es un hechizo, solo debes mirar a través del ojo de tu alma para conseguir que la energía vuelva a fluir en tu brazo. Tienes dos opciones: controlar tu energía o morir. Has de romper las barreras de la materia, ir más allá de tu piel.

Tras decir esto, las piernas del joven Bogaman se pusieron rígidas y este cayó de bruces contra el suelo. Tenía todo el cuerpo paralizado. Gritó con todas sus fuerzas pero no obtuvo respuesta. Luchó para tratar de mover sus brazos y sus piernas, pero el esfuerzo fue inútil. Finalmente quedó exhausto y el sueño se apoderó de él.

Montaba el gigantesco basilisco, mientras aldeas repletas de gente inocente eran destrozadas por él con una velocidad sorprendente. El mismo sueño que había tenido más veces, pero algo había cambiado, pues ya no sentía ninguna piedad por aquellos que iban muriendo. – me estoy convirtiendo en un monstruo- pensó. El basilisco silbó y viró rumbo a otro pueblo, un pueblo que Bogaman conocía… era el pueblo de sus padres. Trató de detener al monstruo pero este no le hacía el más mínimo caso. Mientras tanto su aldea natal, su familia y su casa estaban a punto de ser destrozados bajo aquella criatura que cabalgaba sin que él pudiese hacer nada.

La impotencia se convirtió en desesperación y la rabia se apoderó de él. Esta rabia fue creciendo hasta que su mente se expandió. De un chispazo sintió como su yo inmaterial comenzaba a extenderse por los elementos de su alrededor. Su mente transcendía y su percepción ya no era tan solo su cuerpo, sino que también se sentía presente en los bosques de su alrededor, en las montañas y también sentía al temible basilisco como parte de su ser. En aquel momento pudo poner freno a la bestia y evitar la carnicería… pero no lo hizo. Por alguna extraña razón sintió que aquel era su deber. Y en ese preciso momento despertó.

Seguía estando en medio de la oscuridad, pero nada era como antes. Ese sueño había cambiado muchas cosas, bueno, realmente lo había cambiado a él. Pese a la cerrada oscuridad, ahora podía ver su alrededor… no con los ojos, sino con la mente. También sentía otras energías oscuras alrededor suyo, energías muy poderosas que estaban pendientes de él. Comprobó que podía moverse y se incorporó.

- Te damos la bienvenida Bogaman, Tormento del Ocaso y nuevo Portador de la Perdición. El poder de Taragan está contigo y con nosotros…no todos consiguen dar el paso que acabas de dar, pero todavía eres muy débil y tienes un largo camino por recorrer hasta llegar a desarrollar el control total de la energía.- Hizo una pausa - Soy Razok, Señor de la Desesperanza y príncipe de la horda. Con el tiempo me conocerás, pero ahora debemos irnos, pues tenemos un duro trabajo por delante.

- Si a destrozar aldeas le llamas trabajo…

- No todo va a ser tan fácil como destruir pueblos, hay enemigos más fuertes de lo que puedes llegar a imaginarte, y no caemos bien a todo el mundo. – en su rostro se dibujó una extraña sonrisa difícil de interpretar y prosiguió – Coge tu basilisco y ponte en marcha, te está esperando en la mina abandonada junto con la armadura verde de Daragan.

- Lo se – Se limitó a decir Bogaman. A continuación cogió su hacha y se puso en marcha guardando silencio junto con el resto de la horda. Una nueva vida llena de peligros se presentaba ante aquel que hasta hace poco era un joven guerrero caza recompensas.

Etiquetas: entretenimiento, Personal